Santiago, 6 de febrero de 2021
Cuando en julio de 1979 dimos vida al Club Aéreo Comodoro Arturo Merino Benítez, tomamos el acuerdo que la naciente entidad no aspiraría a tener más material de vuelo, que aquel que estuviera en condiciones de operar y mantener. Con nuestros propios recursos y sin recibir ningún tipo de ayuda o subvención, en 1980 adquirimos tres aviones Champion. Bastante usados, pero aún en condiciones de volar. Aeronaves que por no tener cabida en Los Cerrillos basamos en el aeródromo de Melipilla. A un costado de las instalaciones del Club Aéreo Adolfo Menadier, que nos acogió con sentimientos de franca camaradería aeronáutica.
Sin embargo, los fuertes temporales que ese año azolaron a la zona central y el hecho que nuestros aviones continuaban a la intemperie, nos hizo comprender que debíamos trasladarlos a otro lugar bajo un mejor alero protector. Autorizados por el Sr. Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, el General Fernando Matthei que aquilató nuestros desvelos, pudimos trasladarnos a Los Cerrillos, donde los viejos Champion provisoriamente quedaron cobijados en el hangar del Servicio Aéreo Fotogramétrico. Solución que nos significó un alivio momentáneo, pero que a diario nos recordaba que estábamos en casa ajena.
Fue entonces que, sin solicitárselo, acudió en nuestra ayuda el Sr. Coronel don Mario Cerda Gomalán, Subdirector Administrativo de la Dirección General de Aeronáutica Civil, quien enterado de aquella valla para nosotros insalvable, contribuyó en forma decisiva a solucionar el problema del hangaraje y autorizándonos además a ocupar como sede social un añoso inmueble en desuso. Todo ello en forma anónima, sin esperar retribución alguna.
Queriendo agradecer tan noble gesto, en 1981 al conmemorarse el segundo aniversario de la creación de nuestra corporación, en ceremonia realizada en la Escuela Técnica Aeronáutica, en presencia del Sr. Director General de Aeronáutica Civil, del cuerpo de directivos superiores e invitados especiales de la aviación civil nacional, se le hizo entrega de un testimonio de agradecimiento, que señalaba; "Por su constante, leal y desinteresado apoyo que en todo momento prestara a nuestro club". Algo que él recibió con la modestia que le era característica.
Poco después, por disposición superior fue destinado a otra repartición, sin que ello significara distanciarse de nosotros. Por el contrario, era frecuente que consultara sobre la marcha del club. Es por esto, que, en esta tarde triste, como triste son todas las despedidas, en este camposanto regado con tantas lágrimas, en representación del Club Aéreo Comodoro Arturo Merino Benítez, me ha correspondido la inmerecida como honrosa misión de dar el postrer adiós a este verdadero caballero del aire.
Quien, cumpliendo la ley inexorable de la vida, de nosotros se ha alejado, pasando a ocupar su lugar en la Escuadrilla de las Alas del Silencio. Mi coronel, formulamos votos para que a su arribo a los azules horizontes salga a su encuentro Nuestra Señora de Loreto, Patrona de la Aviación y cogiéndolo de la mano lo conduzca a la presencia del Señor, para recibir el premio a que con justicia su paso por esta vida lo hizo acreedor. Descanse en paz
Sergio Barriga Kreft